Habilidades y competencias de un camarero

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El éxito de un negocio de hostelería depende de muchos factores entre los que destacan los productos, la decoración del local y el servicio que se presta. Para ello es fundamental que los camareros cuenten con las habilidades y competencias necesarias. En el blog de Sillasmesas.es hoy te explicamos cómo ser un camarero de diez.

La experiencia de un cliente en un restaurante, bar o cafetería obedece, en buena medida, al trato recibido por los camareros. Su forma de dirigirse a la clientela, el tono de voz o los tiempos de espera influyen directamente en su percepción más allá de la calidad de los productos ofrecidos.

Habilidades que debe tener un buen camarero

  • Saber comunicar: una cuestión fundamental. Un camarero, especialmente en el caso de los restaurantes, es la persona “enlace” con las personas que acuden a un local de hostelería. Es el encargado de recibirlas, de informarles sobre la carta, recomendarles comidas o vinos y gestionar cualquier sugerencia o petición por parte de los clientes. Es importante ser amable, receptivo y tratar a todos los clientes con educación y en un tono tranquilo.
  • Escucha activa: relacionado con la cuestión anterior. Para que la comunicación resulte efectiva debe ser bidireccional y, por lo tanto, saber escuchar para atender –en la medida de lo posible– todas sus necesidades. Además, es importante adaptarse a los diferentes tipos de clientes ya que, por ejemplo, no es lo mismo atender a un grupo de amigos de treinta personas que a un matrimonio de ancianos.
  • Trabajo en equipo: la coordinación entre los propios camareros y la cocina es fundamental para que el servicio discurra con rapidez y de forma eficiente. Cada camarero debe tener claro cuáles son sus funciones, comunicarse con el resto de compañeros por si necesitan ayuda o hay algún imprevisto y, sobre todo, permanecer atento a las indicaciones de cocina para llevar un control de las comandas.
  • Trabajo bajo presión: en un local de hostelería se producen picos de afluencia coincidentes con los comidas y cenas –en el caso de restaurantes– aperitivos o encuentros deportivos –en el caso de determinados bares– o desayunos en cafeterías. Saber tomar decisiones, así como ser rápido y eficiente sin bloquearse ni perder la calma, es fundamental para ofrecer un buen servicio y que los clientes queden satisfechos. A ello hay que sumarle la capacidad para realizar varias tareas a la vez ya que, por ejemplo, un camarero suele atender a varias mesas.
  • Formación: ser camarero no es una cuestión fácil. Requiere de formación específica sobre hostelería y alimentación, además de conocimientos básicos de informática para los programas de reservas y contabilidad. En el caso de los locales situados en zonas turísticas es muy importante, además, disponer de un nivel medio/alto de inglés.
  • Conocer las particularidades del negocio en el que trabaja: junto al protocolo básico de hostelería (que incluye, por ejemplo, no comer o fumar delante de los clientes) un buen camarero debe tener interiorizadas las normas del establecimiento en el que trabaja, así como conocer al detalle su carta para poder realizar recomendaciones o solventar consultas.
El correcto uso de la bandeja es una de las habilidades necesarias para un camarero.

Las funciones de los camareros no se limitan al servicio a los clientes sino que también se encargan de montar las mesas, cobrar a los clientes, gestionar las reservas, recepcionar y guardar alimentos, bebidas y productos necesarios en hostelería, atender a proveedores, supervisar el estado de menaje, aparatos y utensilios, colaborar en la recogida y limpieza del local, etc.

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