Hay terrazas y terrazas, por eso, mientras algunas están llenas de gente y siempre hay alguien esperando a que quede una mesa libre, otras se ven casi vacías y no invitan a sentarse. Y esto incluso en una misma calle, dónde supuestamente todas están bien situadas. ¿Por qué sucede esto? Veamos algunas cosas que marcan la diferencia en una terraza:
-Un mobiliario cuidado. Mientras que en algunas terrazas nos reciben con sillas y mesas de playa, incómodas, con aspecto descuidado y con propaganda de refresco, otros locales lo hacen con cómodos y bonitos asientos. Sillas que imitan materiales naturales, mesas a juego y en definitiva una composición mucho más cuidada y estética.
– Unos buenos parasoles. No hay nada peor que estar en una terraza y que el sol moleste a los clientes. Estos comenzarán a moverse buscando la sombra, incómodos. En muchos casos, las mesas y sillas acaban todas apretadas en los pequeños rincones donde da la sombra y en otros casos los clientes se esforzarán por mover sombrillas de mala calidad que no cumplen con su función debidamente. Unos parasoles de buen tamaño, fácilmente orientables y en número suficiente para garantizar sombra a todas las mesas, es lo que hará que la terraza de un local destaque entre el resto.
– Calefactores adecuados. En la noches de otoño e incluso en lo más crudo del invierno, se le puede sacar partido a una terraza si está debidamente caldeada por calefactores y estufas adecuados. Nadie quiere sentarse en una terraza para pasar frío y estar tiritando, sino para sentirse a gusto. Si se realiza un buen estudio es fácil saber cuántos calefactores son necesarios y dónde deben de colocarse para que toda la terraza tenga un clima agradable que invite a quedarse a tomar algo, independientemente de la estación del año.
