Cómo servir la cerveza perfecta

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Seguro que si eres cervecero pero en un bar te la sirven caliente o con mucha espuma dudarías en volver, y es que la cerveza necesita unas condiciones de conservación y una técnica de servicio muy concreta. En el blog de Sillamesas.es explicamos los pasos necesarios para conservar y servir bien una cerveza.

España es el segundo país del mundo con mayor consumo de cerveza con una media de 417 cervezas por habitante al año, según un estudio del portal Expensivity (en el primer puesto está la República Checa, con 468). Estos datos casan con el gran número de negocios de hostelería que hay en nuestro país y el tiempo que pasamos en ellos. ¿Crees que en España se sirve bien la cerveza? ¡Vamos a comprobarlo!

Conservación de la cerveza

Las botellas de cerveza, a diferencia de las del vino, deben conservarse en posición vertical. Con esto logramos que los posos se queden en el fondo (suelen tenerlos las artesanales), se retrasa el proceso de oxidación y evitamos que cojan sabores extraños, algo que puede ocurrir en caso de que el tapón sea de corcho.

Lo más recomendable es que estén en la nevera nunca con una temperatura inferior a 5 ºC– aunque esto dependerá de cada tipo de cerveza. Eso sí, siempre deberá ser en un lugar fresco y con poca luz. Respecto al tiempo de conservación también varía ya que hay algunas que pueden durar años mientras que otras, como las lupuladas, tienen un tiempo de consumo muy reducido.

A la hora de servir la cerveza es importante tener en cuenta el tipo de vaso para que se aprecien todos los matices de sabor y olor. Así, por ejemplo, para una pinta se usará un vaso específico con boca ancha que favorezca que se forme espuma (normalmente hay dos tamaños), para las cervezas alemanas las jarras (ayudan a mantenerlas frías al tener asa) y para las aromáticas una copa ”snifter” o cáliz o un vaso “tumbler” o jelly.

Cómo servir cerveza de botella

El vaso no debe conservarse en el congelador, lo que sí se puede hacer para que la cerveza no pierda gas es humedecerlo con un poco de agua fría. Debe inclinarse en un ángulo de unos 45 grados y, con la botella en horizontal, se va echando la bebida dirigiéndola hacia las paredes del vaso o jarra. Cuando hayamos servido 3/4 partes del total, se pone en vertical y dejamos caer el chorro desde una distancia de 7-15 centímetros. Esto facilita que se cree espuma. Aunque haya clientes a los que no les guste, la espuma es algo fundamental en una cerveza; siempre debe llevarla (unos 2-3 cm) ya que contribuye a que no se oxide ni pierda el gas carbónico y conserve todo su sabor.

Cómo servir cerveza de grifo

La cerveza de barril tiene su propia idiosincrasia. Su conservación es similar a las botellas pero con el añadido de que necesita una botella de CO2, un equipo de frío y un comprensor para ser servida. Tras elegir el recipiente adecuado (que puede ser refrescado con agua), se procede a abrir el grifo descartando la primera espuma que sale. A continuación, inclinamos el vaso o la jarra en un ángulo de 45 grados y procedemos al tiraje prestando atención en que el grifo no toque el vidrio ni la cerveza que se ha servido. Cuando esté al 75 % de la capacidad, lo inclinamos para ponerlo derecho y proceder a la última fase: la creación de espuma. Para ello es aconsejable abrir en un 25 % el recorrido del grifo dejando una espuma de unos 2-3 cm. Por último, cerramos el grifo rápidamente para evitar que se desperdicie bebida.

Servir adecuadamente una cerveza requiere de práctica, especialmente en el caso de la de barril. Siguiendo estos consejos conseguirás hacerlo de la forma adecuada, logrando así una mayor satisfacción por parte de tu clientela

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