Mobiliario histórico y con solera. Es justo lo que encontramos en algunos de los establecimientos más conocidos del mundo. Los cafés forman parte indiscutible de toda ciudad. En el caso que nos ocupa el
Café Central, es la historia de una cultura, de su cultura. Inaugurado en 1860, se convirtió, rápidamente en un lugar de reunión para los librepensadores y artistas de la época como Freud, Trostsky, Klimt…
Conocido además por promover la cultura, como datos curiosos sabemos que el Café Central ponía a disposición de los clientes más de
250 periódicos y revistas procedentes de todas las regiones de Austria y de toda Europa. En el Café Central llegaban a encontrarse publicaciones que no se encontraban ni en bibliotecas universitarias.
Y allí, sentados en sus cómodas
butacas, los personajes de la época, leían, charlaban y promovían sus famosas tertulias.
Enclavado en el palacio Ferstel llegó a cerrar después de la Segunda Guerra Mundial y abrió sus puertas años después para recuperar toda su historia y un mobiliario similar al de su mejor época.
Ir a Viena y no visitar este café para tomar su famoso Einspänner (Café vienes) es hacer un viaje incompleto. Sentarse a contemplar, en la paz de este café, sus paredes pintadas de amarillo simulando el color que la nicotina dejaba en las paredes y contemplando sus frescos es una experiencia única que sumerge al visitante en la historia no tan lejana de lo que fue todo un imperio.
El secreto de todo café es conseguir, precisamente, ese ambiente pacífico que invita a descansar, a charlar y a comer y beber. Si queremos un local así el
mobiliario que debemos utilizar ha de invitar al cliente a querer entrar, a querer sentarse y a querer venir todos los días.
Hagamos, pues, un repaso por el
mobiliario de hostelería de
sillasmesas.es que puede ayudarnos a conseguir que nuestro establecimiento sea un lugar confortable. A veces lo importante no estar a la última en diseño sino otorgar calidad y confortabilidad al huésped pero sin olvidar la estética, que debe acompañarnos en cada momento.
El modelo
Lisboa de textil o rattan o los los sillones más clásicos son la opción mas adecuada para conseguir este ambiente de Café Central: mobiliario histórico y con solera.
Conocido además por promover la cultura, como datos curiosos sabemos que el Café Central ponía a disposición de los clientes más de 250 periódicos y revistas procedentes de todas las regiones de Austria y de toda Europa. En el Café Central llegaban a encontrarse publicaciones que no se encontraban ni en bibliotecas universitarias.
Y allí, sentados en sus cómodas butacas, los personajes de la época, leían, charlaban y promovían sus famosas tertulias.
Enclavado en el palacio Ferstel llegó a cerrar después de la Segunda Guerra Mundial y abrió sus puertas años después para recuperar toda su historia y un mobiliario similar al de su mejor época.
Ir a Viena y no visitar este café para tomar su famoso Einspänner (Café vienes) es hacer un viaje incompleto. Sentarse a contemplar, en la paz de este café, sus paredes pintadas de amarillo simulando el color que la nicotina dejaba en las paredes y contemplando sus frescos es una experiencia única que sumerge al visitante en la historia no tan lejana de lo que fue todo un imperio.
El modelo Lisboa de textil o rattan o los los sillones más clásicos son la opción mas adecuada para conseguir este ambiente de Café Central: mobiliario histórico y con solera.